martes, 28 de junio de 2016

Mandarlo todo a tomar por culo (primera entrada de un diario contra lo íntimo).


La intimidad es ese lugar imaginario en el que uno intenta decirse quién es con menos miedo al daño previsible. Mi intimidad es un estado permanente de angustia.

Decidí hacer esto, escribir a modo de diario en el que todo no sería más que ficción, en el mismo momento en que ella me preguntó que qué tiempo hacía y yo miré a través del visillo y le dije, sin mirarla y sin más, panza de burra; luego sí la miré, y estaba preciosa y me estremecí y no entendí nada porque sentía una ausencia total de mitología, de leyenda fundacional; y me sentí perdido. Tal vez me sorprendió la oscuridad exterior, y recordé ese estado permanente de angustia que es mi intimidad. ¿Por qué no romperla en mil pedazos? No vale un carajo la intimidad; como Shakespeare, está sobrevalorada.

Esto tan poco original es un diario que lucha contra lo íntimo. Jamás prometería regularidad. Esto es un diario de lo irreal, fruto más que probablemente de algún tipo de daño en el lugar en el que debieran ordenarse las neuronas.

Proyecto pues mandarlo todo a tomar por culo este fin de semana. No, no es una nota de suicidio (no madre, no hermana, no lo es, al menos no todavía). Es la expresión que mejor se ajustaba al hecho de querer uno dejar la ciudad e irse al campo, el monte, donde, sin duda, y al raso, bajo las ramas de los árboles (sueño con alcornoques), al compás que marcan la luna y el sol y la armonía visual de las nubes viajando empujadas por el viento; a la determinación de no ser nada o ser únicamente definido por su condición de bípedo ligeramente tecnológico ante lo imprevisible de lo natural. No sé si lo llevaré a cabo. Hace demasiado tiempo que se me niega (que me niego) hacer de la mochila a mi espalda mi armario y de la naturaleza mi hogar. Eso quiere decir que en algún momento me desnudaré y pasearé descalzo sobre el follaje o la tierra y me recordaré que así llegué y de tal guisa, un buen día, me marcharé.

Panza de burra le dije. Me preocupan sus preocupaciones y su misterio. Cuando aceptas a una persona, a cualquiera, el demonio se disfraza de todo lo demás. Es la oscuridad exterior. Soy un completo inadaptado. No acepto -o lo hago más mal que bien- a la mayoría de las criaturas que pasean algo más allá de la plaza bajo mi ventana (por esa terrorífica avenida). Son sospechosos de llevar una vida que yo no llevo, que tampoco quiero. Siempre hubo una ventana y una calle y personas que la caminasen. Será tal vez por eso que me escapaba, emocionalmente inestable, herido (cada vez de mayor gravedad, creo, cumplo años). Tal y como entendemos el verbo madurar me parece una aberración. Fue a un conocido que le dije (ayer, en la más inverosímil de las conversaciones) que para cierto equilibrio necesitaba un proyecto de largo recorrido (novela), deporte de cierta intensidad y sexo. Esto último lo dije sin poder evitar una estúpida sonrisilla. ¿Por qué lo dije? No había necesidad. O quizá sí.

Cuando este fin de semana -y si se da el caso de que marcho y me encuentro libre de mí mismo-, respire el aire de la montaña, pensaré en esas tres necesidades y otras. Y en la madurez. En la que me falta y no quiero. En la inestabilidad. Buscaré mi yo primitivo, ese ser que no teme a nada y que desconfía de la noche y sus peligros y sabe cuidarse de ellos. Aquí, entre vosotros, uno no tiene ni puta idea de nada. Es por eso que os meto en historias y os pregunto. Para nada.


Las lecciones del amor siempre conducen al desconocimiento. Se parece demasiado a la religión. Y la fe es un bicho esquivo. Las lecciones del amor llevan a uno a rechazarlo, a negarse a pagar el precio por sentirse enamorado.

2 comentarios:

  1. Que pasa picha,
    Dijo un nota de eso de la Antigua Grecia que en la renuncia está la felicidad. Algunas veces pienso que eso, más un proyecto a largo plazo, más el deporte, más el foll.. jejeje me situarán lo más cerca de ese estado. No sé, hay que mandar muchas cosas as tomar por culo para hacer un ejercicio de esos de "ajín pa dentro" como digo yo. Y así me va.
    Me gusta este diario. Te mando un abrazo.

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  2. Gracias por tu visita, Dani.

    Mandarlo todo a tomar por culo es sin duda un ejercicio sano pero peligroso a la vez. Corres el riesgo de perderte, de no saber al fin -o por fin- qué eres, qué lugar ocupas en un mundo siempre a la contra.

    Se te abraza, compañero.

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