sábado, 11 de julio de 2015

Sombras terribles


El sueño de la razón produce monstruos (1793-96). Francisco de Goya y Lucientes*

Existen sombras terribles.
La sombra del Yo éste que es el Yo tuyo
y que no vive más que en las líneas
de lo que nunca ocurrió o que jamás vivirá.

Sombras y sombras, la infelicidad muriendo
en la bola de volframio y el papel
                                                      de la infelicidad
apoyado en el muslo titubeante del no poeta,
del no cuentista, del no nadie nada inexistente.

Terribles son. Terribles manchas de vómito por exceso,
como sombras: un oficio de la duda: la fragilidad:
el cuerpo incompleto insatisfecho anhelante de verdades intangibles
en la sofocante poesía: la proeza de buscarse más allá de lo posible.

Existen sombras terribles, mi amor.

Te regalo la mitad de casi nada,
la mitad de una mitad;
excrito tienes la otra mitad,
mi amor, tan culpable tú como el mundo.
Y el mundo: todo lo demás. No lo sabemos.

No heredéis la sombra terrible.
Si no la habéis tomado ya de esta mano salvaje,
de esta boca salvaje, de este hombre primitivo,
de esta mano víctima y homicida,
de esta lengua de llama: siempre os he amado.

Ah, sí, sombras terribles en mi pecho
que es cada uno de los pechos.
La sombra excrita de puño y sangre.
                                                          Por huir. Por lo llorado.
La sombra terrible que te arranco
cuando follas como bailas
o bebes o sonríes.
Existen sombras terribles.


*Goya es el mejor grabador de la historia del arte español, junto a Ribera. A través de sus estampas, especialmente con los Caprichos, realizará una interesante crítica a la sociedad española de la Ilustración. La serie de los Caprichos consta de 80 grabados realizados entre 1793 y 1796, poniéndose a la venta el 6 de febrero de 1799. Fueron ejecutados empleando aguafuerte y aguatinta pero la importancia de esta obra no radica en la realización sino en el contenido de sus imágenes, consideradas peligrosas para la época por su mordacidad. Toda la sociedad es criticada por el artista: la educación, la religión, la nobleza, la prostitución y un largo etcétera, por lo que intervino la Inquisición. Para evitar problemas con el Santo Oficio, Goya regaló las planchas y los ejemplares sin vender a Carlos IV a cambio de una pensión para su hijo Javier. El sueño de la razón produce monstruos iba a presidir la serie en un principio, relegándose al número 43 en la edición definitiva. El pintor cae rendido sobre su mesa de trabajo, rodeándole una serie de animales, sus propios monstruos y fantasmas. Con esta imagen querría indicarnos cómo la razón libera sus fantasmas durante el sueño, a través del subconsciente, por lo que se supone un anticipo delSurrealismo. También podría aludir al deseo del artista por desenmascarar todos los monstruos de la sociedad a través de sus estampas, destacando así el poder de la razón sobre las tinieblas de la ignorancia, filosofía característica del pensamiento ilustrado. Fuente: http://www.artehistoria.com/v2/obras/1793.htm

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